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El taller de cocina se centra en varios aspectos relacionados con el desarrollo integral de los alumnos. Ellos aprenden diferentes aspectos:

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Es completamente interactivo. Los niños tocan, palpan, huelen y prueban los ingredientes con los que trabajarán durante la sesión.

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Atención y concentración: Seguir una receta o estar atentos a determinado procedimiento estimula el desarrollo de los niños. Así, en el taller tienen la guía de personal capacitado para explicarles una receta con ingredientes y procedimientos.

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Desarrollo de hábitos nutricionales sanos y equilibrados. Aprenden que la comida se prepara con base en ingredientes frescos y que al manipularlos y aplicarles un método de preparación se transforman en algo delicioso que pueden compartir.

Desarrollo de procesos cognoscitivos al amasar, mezclar, tamizar, etc.

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Sentido de trabajo en equipo. Las recetas se van preparando con el trabajo de todos los miembros del grupo, sumados al trabajo individual.

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Lectura. Mediante la lectura de recetas se va favoreciendo la interpretación de símbolos y el reconocimiento de palabras nuevas.

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Matemáticas. Manejo de porciones, tiempos, unidades de medida, fraccionarias, raciones, pizcas, tazas, cucharadas, gramos, etc.

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Motricidad Fina: Tienden a ir mejorando sus habilidades al añadir pizcas, cortar, mezclar, espolvorear, etc.

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Higiene. Conocen las normas de salud básicas, identifican la presencia de bacterias dañinas y cómo evitarlas, por ejemplo al lavarse las manos o desinfectar la lechuga.

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Tolerancia a la frustración. Porque permite que vayan comprendiendo y regulando sus emociones cuando el trabajo resulta más complejo de lo esperado.

Taller de cocina

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